Sienna, el espíritu libre. Cuando su novio le propuso el matrimonio delante de su madre y sus hermanas -¿dónde se había visto eso?-, Sienna se quedó atónita. Ya había roto dos compromisos matrimoniales. ¿Debía decir «sí» aunque no estuviera segura de querer decirlo?
Rachel, la escéptica. Rachel pensaba que el amor era eterno hasta que se divorció; pero su ex le pidió una segunda oportunidad y, a medida que se acercaba la fecha de la boda de su madre, Rachel empezó a ser consciente de algunas verdades incómodas en lo tocante a la ruptura de su matrimonio. Ahora, tenía que elegir entre su orgullo y su felicidad.