A lo largo de nuestras vidas, repetimos historias ya acabadas y recorremos caminos donde, alguna vez, ya tropezamos con alguna que otra piedra mientras buscábamos respuestas a esas preguntas que nunca llegaron a existir. Jugamos a la cuerda floja con nuestro corazón mientras tenemos la absurda ilusión de, algún día, compartir con alguien una vida entera o a medias. Nos encanta soñar con los ojos abiertos, pedir un deseo fugaz a una estrella, coger una flor y jugar con los (no) me quiere.