Los escritores necesitamos que otro escritor lea nuestros escritos. Es en la mirada del otro como el ser humano que se constituye. Es en la confrontación de nosotros mismos con el otro donde nos reconocemos con nuestra forma y podemos decidir corregir esa forma o reconfirmarla. Es en el contraste y la experiencia de los polos cuando surge la decisión. Es en la duda que genera la pregunta cuando surge la necesidad de emprender el viaje que disuelve esa duda.