Don Orione parte de una fe total en el amor de Dios y responde con la caridad más radical: «Si tuviera que faltar a la caridad para abrir o mantener una de mis obras, preferiría cerrarla».
Esa caridad lo empuja a descubrir a Dios en cada hombre que se cruza en su camino, especialmente los más sufrientes y abandonados, y a apostar por él.
Acción y contemplación en simbiosis perfecta y dinámica.