Aunque las situaciones, personajes y trama de esta novela son ficticios, lo preocupante para la sociedad sería su verosimilitud en los tiempos que corren. A veces los autores exageramos, distorsionando hasta extremos de caricatura la prosopopeya creada, y así vemos los personajes retratados como algo anecdótico o improbable, volviéndolos casi unos engendros inasumibles. Sin embargo otras muchas veces es la misma realidad la que con sus manifestaciones sorprende si no a la misma ficción, sí a la realidad. El pensamiento que de ello se deriva para su asunción es lo que pretende esta novela. Llegar a imaginarse un mundo tan esperpéntico como el que se describe en mi novela, escribiéndola y leyéndola, y suponer si podría alguna vez haber existido un ambiente así, unos personajes como ellos, es lo que me propuse. Si por casualidad el lector lo hubiera también conocido éste extraño mundo, o sus reminiscencias le transportaran a algún lugar y tiempo concretos, incluso presente, con protagonistas parecidos, y situaciones descabelladas similares o análogas, junto con las mismas sensaciones y emociones compartidas, entonces el sentido de este libro se habría cumplido