Helen Graham nos muestra la contienda española como la primera experiencia de un nuevo tipo de conflicto que iba a emplear la matanza de civiles como instrumento de cambio político: una guerra de enemigos íntimos y matanzas locales que se extendió por toda Europa a lo largo del siglo XX, en que millones de seres humanos iban a ser sacrificados por sus propios compatriotas, incluso por sus vecinos.