Innovar implica:
Disponer de las capacidades y aptitudes necesarias para adaptarse de forma exitosa a los retos planteados en el ámbito de un entorno cambiante.
Utilizar la imaginación y la creatividad, que todos llevamos siempre con nosotros en mayor o menor grado.
Cambiar las formas de hacer, cambiar para mejor. Mejorar continuamente.
Ser mejor exige ser diferente en algo, querer ser visto por los demás de otra manera.
Para realizar estos cambios hacia la diferencia, hay que actuar sobre las personas y los procesos.
La innovación es un capital. Es un capital porque es un valor de carácter intangible que determina el éxito de una organización en el futuro. El entorno nos exige ser más innovadores, más flexibles, proactivos. Las economías desarrolladas sobreviven y crecen fundamentalmente a base de innovación. Cuando el saber común se extiende, siempre hay alguien que es capaz de comprar, producir y vender a menor precio, pero lo que queda, lo que cuenta, es comprar, producir y vender de forma innovadora, como los otros no lo hacen. La innovación es una garantía de competitividad frente a la incertidumbre, que moviliza fuerzas y aspiraciones, generando una cultura y un clima ganador. Una empresa en el futuro tendrá mucho que ver con cómo es hoy su capacidad de innovación y de cambio. En este texto nos proponemos presentar a los lectores, amigos cómo crear una empresa con ideas innovadoras. No va a ser fácil. Hay que poner otra mirada, otro pensamiento, otra manera de hacer. Pero todo es posible si nos lo proponemos desde las cosas más sencillas hasta las más complejas.
Iniciaremos el recorrido ocupándonos del emprendedor con ideas, de la creatividad para la innovación, de la idea singular, para continuar con la creación de empresas y la red, la vida de la propia idea, y finalizar con ir más allá.