«Antes de que esta historia se pierda en descripciones demasiado detalladas, es preciso revelar lo que mi abuelo le contó a sus hijos: que su padre, Hermann Isakowitz, antes de desaparecer, enterró junto a un árbol de su patio lo más valioso que poseía.»
En El tesoro de Herr Isakowitz Danny Wattin nos cuenta el viaje real que emprendió junto a su padre, un anciano gruñón, y su hijo de nueve años, Leo, en busca de un objeto misterioso. Los tres tuvieron que atravesar media Europa, desde Suecia hasta el pequeño pueblo polaco de Kwidzyn, con la esperanza de encontrar la caja que el abuelo del escritor había enterrado justo antes de ser deportado y convertirse en una víctima del Holocausto.
Lo que empezó como una aventura cargada de humor en un coche destartalado, se convierte en una ocasión para el recuerdo: vuelven los fantasmas de la familia Isakowitz, que sobrevivió al horror de la Segunda Guerra Mundial, y lo hacen a través de las divertidas y disparatadas conversaciones que mantienen los dos hombres y el niño, convertido en testigo inocente de los conflictos de los adultos. Durante el viaje saldrán a la superficie secretos bien guardados, palabras nunca dichas, y con ellas Danny Wattin construye una historia hermosa y tierna sobre algo tan trágico como el Holocausto.
Si La vida es bella nos emocionó en la pantalla, El tesoro de Herr Isakowitz nos va a acompañar con el sabor de sus páginas.
Reseña:
«El tesoro de Herr Isakowitz es una fábula divertida, maravillosa y al mismo tiempo desgarradora. Nos habla de los límites y la brutalidad que pueden alcanzar los actos humanos. Este libro es una invitación a no olvidar.»
Jonas Jonasson, autor de El abuelo que saltó por la ventana y se largó