Argumento de El Buen Canario. Textos de John Malkovich y Fabrizio Mejía Madrid
A pesar de que Annie, la protagonista de esta brutal obra de teatro de Zach Helm, conduce su vida de acuerdo a una lógica severa pero bien cimentada, lo hace arrastrada por un trastorno mental revestido de drogadicción, desórdenes alimenticios, ansiedad desmedida, paranoia y, sobre todo, un sufrimiento intolerable. El mundo es un lugar hostil y la realidad deparada para la gran mayoría de sus habitantes presenta dos caminos: soslayarla en una actitud que raya en el cinismo o la locura. Lo único que, según sus propias palabras, hace que este mundo sea habitable es su novio, Jack. La vida de ambos sufre un inesperado vuelco el día que Charlie, un editor de literatura pornográfica que publicó el primer libro de Jack, le llama a éste para informarle que un adinerado editor quiere pagarle una fortuna para que escriba una nueva novela. Es la oportunidad de sus sueños. La oportunidad que Jack siempre ha buscado para dejar atrás su verdadero oficio (es barman), para llevar a asu mujer a un lugar más digno y habitable, para escaparse de las aprisionantes fauces de la vida clasemediera. El único problema es que Jack no puede hacer esto sin la ayuda de Annie. Y ella está enferma. Sufre las consecuencias de un mundo aún más enfermo. Atrapados entre su incapacidad para escapar de sí mismos, entre la angustia que produce la imposibilidad de contener una existencia que se escurre y se diluye, entre la adicción a una droga devastadora, entre el fardo de una infancia de violencia y abuso y las exigencias de una sociedad que obliga a reparar las dolencias sobre la marcha, Jack y Annie enfrentarán las consecuencias de un oscuro pacto fincado sobre un charco de sangre, producto de una sodomía exigida por ella. Con un ritmo vertiginoso que por momentos produce al lector la sensación de que es él quien consume las drogas que agitan la percepción de la protagonista, Zach Helm desnuda el absurdo sobre el que se sostiene la condición humana. Diría Ciorán: «Ser o no ser, ni lo uno ni lo otro»
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