Entre las doce de la noche y las cinco de la mañana, no duerme nadie. Estas personas sueñan despiertas durante el tiempo del sueño: cuentan e inventan sus vidas y sus historias, o las historias en que se transforman sus vidas, o las vidas que se transforman en historias. Pueden ser historias crueles, de miedo, de una cicatriz interior, de algo que tal vez fuese el Estado portugués de otros tiempos. Pueden ser historias de amores pasados, de lápidas que alguien barre, del deseo de toda una vida, de poder ser feliz sin pensar en serlo. En estas historias, en los silencios de estos discursos, en las risas y en las traiciones, vamos identificando la noche de un país, la noche llena de voces de todos nosotros, y la noche silenciosa que es el aislamiento de cada uno.